PROGRAMAR EN BASE AL JUEGO: Juego por zonas o Ambientes preparados

20.01.2017 17:04

¿Por qué los docentes cuando tratamos de realizar la programación del curso escolar se nos hace una labor tan pesada? Porque normalmente solemos pensar en programar lejos de la vida cotidiana de los pequeños, con un montón de unidades didácticas que, muy a menudo, distan del verdadero interés del niñ@.

El juego es la verdadera actividad espontánea y básica para un pequeñ@ y como éste sigue una evolución gradual. ¿Por qué no entonces programar nuestras clases en base a él? ¿Por qué no dejamos que nuestros niñ@s jueguen, les observamos y partimos de ello? ¿Por qué no desconectarse por un momento de tanta labor administrativa y burocrática? Aunque en algunas escuelas y hogares todo esto suena a lógico y cotidiano, en muchas no lo es tanto, o lo es, pero no se hace efectivo. Reflexionemos si realmente programamos en base a la actividad del niño por respeto a éste o por la moda de destacar sobre algún que otro proyecto a cual más "innovador".

Me sorprende ver algunos anuncios de salas y ludotecas nuevas  que se resalta como objetivo clave una metodología basada en el juego. La palabra ludoteca, ¿no lo define en sí? Y tratándose de espacios dedicados a niñ@s donde éstos van a pasar un ratito divertido, ¿no es lógico ese objetivo?

Cualquier espacio, aula u hogar donde viva un niñ@ debería organizarse en base a zonas de juego que respeten la edad de los niños a quien va dirigido y los diferentes ritmos que pueden llevar cada uno de ellos. Y ¿a qué llamamos zonas de juego? Entre otros muchas opiniones, nos quedamos con lo que María Montessori decía sobre ello. Ella trataba de organizar ese espacio en ambientes preparados y estudiándolos, bien podíamos definirlos como zonas de juego adaptadas a las necesidades siempre cambiantes de los más pequeños y dotadas por parte del adulto de uno o varios materiales determinados en base a lo solicitado por los niños en sus diferentes juegos. Es decir, zonas en las que se diferencian, por funcionalidad o desarrollo de capacidades, los materiales que más interesan a los niños en un determinado momento. Estos ambientes preparados o zonas  para el juego tienen como objetivo el desarrollo de plena autonomía en los que es el propio niño el que decide cómo, cuándo y con qué jugar y, por tanto, el tiempo que necesita y cuando ha finaliado su tarea. Es el niño el que aprende de sus errores y soluciona los problemas que le surgen. Nosotros como adultos debemos observar atentamente y acompañarle en esa tarea ofreciéndole confianza, seguridad y ayuda si lo solicita. 

Por tanto, en una zona o ambiente preparado el material debe estar a la altura del niño permitiéndole su acceso con total libertad y seguridad, así como un  orden y normas claras de utilización, ofreciéndole en todo momento confianza en sus posibilidades.

 

Por ello, a modo de conclusión podemos decir que las zonas o ambientes básicos en cualquier espacio infantil son:

- Dos ambientes diferenciados para los BEBÉS, uno para el movimiento y otro para el relax. En el primero podemos incluir materiales como una alfombra acogedora, una barra horiontal para incorporarse, objetos del cesto de los tesoros, sonajeros, pelotas... Y en el segundo, un espejo y un colchón que invite a relajarse y cuentos adecuados a la edad, por ejemplo. Si se trata de bebés menores de 6 meses no se diferenciarían las zonas y podríamos colocar unos móviles colgados del techo.

- A partir del año, el ambiente destinado al movimiento podrá irse diferenciando poco a poco por zonas destinadas a actividades concretas (movimiento general con toboganes, rampas, peldaños..., juego heurístico y sensorial, vida cotidiana (bandejas, botes contenedores, cepillos, útiles de limpieza...)

- De forma que, a partir de los DOS años, podamos tener organizado un espacio diferenciado por ambientes que realmente interesen a los niños, como por ejemplo, la zona de juego próximo y/o simbólico, una zona de logicomatemática o de vida práctica, un ambiente para la observación y medio ambiente, una biblioteca o lingüistica...

Todo ello, atendiendo a la idea de que el adulto no da "clases magistrales" al niño sino que enseña y acompaña al niño en su juego y observación por el espacio sirviendo de modelo y apoyo en lo que solicite. No quita con ello, que a veces el adulto plantee juegos y actividades para motivar a los pequeños.  El adulto siempre ha de ser un modelo, si organizamos nosotros ellos organizarán, si dialogamos serán tolerantes, si  respetamos serán buenos compañeros, si vamos por diferentes caminos y ofrecemos alternativas serán creativos...

 

                                      

Pero siempre siempre nos basaremos en el juego libre, que es el verdaderamente constructivo para su aprendizaje. Y no debemos confundir libertad con libertinaje, en el juego libre hay normas y programaciones muy exhaustivas, me consta. Y sí, los niños hacen lo que quieren dentro de unos limites que ellos mismos piensan y delimitan, quizás menos estrictos que a lo que estamos acostumbrados pero creo que los adultos también deberíamos pensar y delimitar los límites que exigimos. A fin de cuentas, es de lo que se trata en educación, Desarrollar la capacidad de iniciativa, elección y razonamiento. La creatividad no puede desarrollarse siguiendo un único camino marcado. -La vida es ensayo y error-

 

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                      Eva V.